y si la cotidianidad nos embarga, y el camino de las bicicletas se llena de charcos y piedras… simplemente nos reinventamos; nos bajaríamos de los sillines y cambiaríamos las ruedas por alas, pondríamos un manubrio de chocolate y una cadena de sonrisas.
y si el aburrimiento aparece, dejaríamos que brevemente nos abrace, nos desconcierte; para que de nuevo nos asombremos por lo simple y lo bello.
y si las cosas palidecen con el día, nos compramos una linterna de colores, le ponemos un bombillo de corazones y volvemos a darle una vuelta al sol…
y si…
nos quedamos
viendo la noche oscura
llena de estrellas.
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